Con más de cuatro décadas dedicadas a la investigación agraria, nuestro colegiado José Luis Tenorio representa una de las voces más autorizadas en el ámbito de la innovación agroalimentaria. Ingeniero agrónomo formado en la entonces Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de Madrid (ahora Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas), desarrolló su carrera científica en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) entre 1981 y 2019. En 2023, Tenorio, colegiado del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, fue nombrado director del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha (IRIAF), un organismo público de investigación adscrito a la Consejería de Agricultura. El IRIAF, creado en 2015 tras la fusión de varios centros provinciales, trabaja con un objetivo claro: impulsar la investigación, la innovación y la formación en los sectores agrícola, ganadero y forestal.
En esta entrevista, conversamos con José Luis Tenorio sobre los retos actuales del campo castellanomanchego, la importancia de la ciencia aplicada al territorio y las líneas estratégicas que marcarán el futuro del IRIAF en un contexto de cambio climático y transformación tecnológica.
El IRIAF cuenta con varios centros de investigación en la región. ¿Cómo se coordinan para generar un impacto conjunto en la región?
El IRIAF está formado por ocho centros distribuidos en diferentes localidades de Castilla-La Mancha: Puertollano, Valdepeñas, Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Tomelloso (donde está la central), Cuenca, Guadalajara y Oropesa. Hay un director de centro, que es quien tiene la gestión en los diferentes centros, hay dos jefes de servicio, servicio que se encarga de toda la parte administrativa, y un jefe de investigación, que se encarga de toda la parte de investigación. Hay una interrelación entre investigaciones por áreas para crear grupos multidisciplinares. No intentamos duplicar las acciones en diferentes centros, sino complementar la actuación de los diferentes centros.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) ha ejercido históricamente la función de coordinación de los centros de investigación regionales, de los cuales formamos parte. Hace unas semanas celebramos en Toledo una reunión en la que se planificaron las líneas de trabajo conjuntas de los distintos centros.
Con la digitalización y la agricultura de precisión creciendo globalmente, ¿qué papel juega el IRIAF en la incorporación de estas tecnologías en los cultivos de Castilla-La Mancha?
Ambas tecnologías son una prioridad para nuestra Consejería y para el Gobierno de Castilla-La Mancha. Una de nuestras funciones principales, diría que la más significativa, es la formación. Por eso organizamos muchas jornadas y cursos, alrededor de una veintena cada año, y buena parte de ellos están centrados en digitalización y agricultura de precisión. Trabajamos temas como el uso de drones, por ejemplo.
Hasta ahora han participado cerca de 6.000 agricultores, además de técnicos y personas vinculadas a cooperativas. Hay un gran interés por innovar, especialmente entre los agricultores jóvenes, y por las nuevas aplicaciones, por los cultivos con más futuro, por estar al día.
Están utilizando la tecnología para proyectos como HYDRA-EO o para la detección de enfermedades de cultivos leñosos y hortícolas, ¿cómo fomentan la transferencia de conocimientos y tecnologías al sector productivo?
Sí, tenemos un proyecto financiado por la Agencia Espacial Europea con diferentes países en temas relacionados con edición y modelización mediante monitorización de plagas en cultivos leñosos. Es un proyecto que hemos iniciado ahora y tenemos tres años para desarrollarlo.
¿Cómo trasladamos todo ese conocimiento al sector? Cada año publicamos entre treinta y cuarenta artículos en revistas científicas, y una cifra muy parecida en revistas divulgativas. También participamos en congresos, donde compartimos nuestros resultados, y organizamos jornadas específicas en nuestros centros.
Al estar ubicados muy cerca del propio sector, esas jornadas suelen tener una gran asistencia y mucho interés, porque la gente quiere aprender e innovar. Además, tenemos convenios con asociaciones, universidades e institutos de formación profesional, entre otros, lo que nos permite seguir ampliando la colaboración y el alcance de nuestro trabajo.
¿Qué criterios siguen para definir las prioridades de investigación y a qué tipo de proyectos planean dar mayor impulso en los próximos años?
El año pasado mantuvimos reuniones con el sector durante todo el año en cada uno de nuestros centros. Cada centro está especializado en una actividad: uno en actividad ganadera, otro en cultivos leñosos, otro en cultivos herbáceos, otro en vino…
Nuestra idea era tratar de conocer qué necesidades tenía el sector. Ellos nos contaron sus necesidades y nosotros intentamos buscar líneas que podamos desarrollar, soluciones. Esta iniciativa tuvo bastante éxito. Asistieron más de 600 personas. Y todo esto lo vamos a plasmar en un plan estratégico que estamos desarrollando.
Siempre tenemos en cuenta al sector. A diferencia de otros centros que quizás estén más alejados de la realidad, nosotros tenemos al sector pegado.
¿Qué oportunidades ofrece el centro para formar y retener talento en investigación agroalimentaria y forestal?
Ahora estamos en una fase de estabilización de personal. Tenemos un 80 % de interinos en la plantilla y estamos trabajando con el director general de la Función Pública para que en la oferta pública de empleo del año que viene podamos abrir plazas para que estos interinos pasen a ser funcionarios de pleno derecho.
La siguiente fase que iniciaremos es la de cubrir más áreas de conocimiento en los equipos
Esta entrevista es un resumen de la entrevista publicada en la revista del Colegio, Mundo del Agrónomo núm. 57. Descárgala gratuitamente en https://agronomoscentro.org/Mundo-agronomo
